Camping ecológico

En nuestra recorrida por la costa rochense, llegamos a un balneario llamado Punta Rubia. Allí recorrimos sus playas y atravesamos calles de arena poco habitadas, al final de uno de los caminos nos encontramos con un camping ecológico que visitamos.


Gracias a una conversación que tuvimos con uno de los dueños del lugar, nos enteramos que este sitio nace en el año 1999 pero comienza a funcionar en el 2000. El mismo, ofrece un monte natural, donde Coronillas, Canelones, Arrayanes y demás especies descansan. El concepto que se persigue es la preservación del monte indígena que tanto verde y conexión con la naturaleza brinda.


El sentido de que sea ecológico, además de estar conectado con la mantención del arbolado que recorre el área del camping, también se apoya en: conservar el entorno, cuidar las barrancas, los médanos, y crear una protección sobre el hermoso océano que suena a tan solo 60 metros de allí.


La separación y clasificación de los residuos (orgánico y no orgánico) también es una actividad fundamental que se practica en este espacio. 



Éstos se encuentran por todo el camping
La distribución del camping es interesante, sus recovecos con sol combinados con la sombra que el monte indígena brinda, refresca la mente al imaginar una tarde en pleno enero. Se respira un aire con gusto a sal y arena mezcladas.



Tanto las familias, como los jóvenes y aquellos que tienen mascotas, pueden disfrutar de una estadía en este camping que tiene dimensiones para hospedar entre 500 y 600 personas, y en ocasiones un poco más. Las parcelas cuentan con bancos y mesas hechas de madera, tienen instalación eléctrica y árboles que protegen del fuerte sol que achicharra en plena temporada.

Existe un “supermercado” para surtirse, y además, un lugar de comidas al paso donde los más remolones a la hora de cocinar pueden deleitarse.


Las instalaciones sanitarias son prolijas. El servicio de seguridad es permanente, el lugar está vigilado las 24 horas. 

Sin duda alguna, el camping ecológico de Punta Rubia es el lugar indicado para aquellos que quieran descansar y dejar el pavimento en segundo plano. La tranquilidad y el disfrute son seguros, la cercanía a la playa, una de sus máximas ventajas, y la posibilidad de tener contacto con el mundo nocturno que impulsa La Pedrera a tan solo 600 metros. 

Para los curiosos e interesados en saber más los invitamos a que visiten: 




Entrevista: Lucía Romero Maga
Fotografía: Florencia Mourelle y Lucía Romero Maga

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