Hotel Portobello

Para terminar con Solari, nos detuvimos en el gran hotel Portobello. Allí conversamos con Alberto Villalba, trabajador de mantenimiento del hotel durante todo el año, que hace ya 30 años que junto con su mujer, viven allí mismo.



¿Cómo es el tema de la división de balnearios en La Paloma?

La Paloma es toda esta parte, y el municipio se extiende desde la laguna de Rocha hasta La Pedrera. En invierno deben de haber unas 4000-5000 personas en todo el municipio. Es estimativo porque no hay un censo que identifique bien la cantidad de gente que vive aquí todo el año. A veces viene gente de otro departamento, se quedan, se van. Hasta que no se creó el municipio, estaba La Paloma (que era Anaconda hasta el puerto), después estaba La Aguada y Costa Azul que eran como balnearios aparte, pero ahora se unificó todo.


En cuanto al hotel,¿cómo es el funcionamiento?

El trabajo mayor está en temporada, a partir de diciembre, cuando empezamos mismo a
trabajar. En esta época, a veces se trabaja con grupos, de tercera edad, de estudiantes,
entonces se habilita. 

Durante la temporada baja, Alberto junto con su señora, realizan las tareas de mantenimiento (pintura y arreglos) mientras que en temporada alta trabajan unas 25-30 personas.


¿Cuánta es la cantidad de gente que se hospeda?

Depende de la temporada, pero, por ejemplo, siendo una temporada normal, un promedio de
100 personas por día, todos los días.

¿Son muchos los extranjeros que vienen?

Años atrás, era todo turismo argentino. Por decir una cifra, el 70-80% era argentino. Ahora,
con el tema de que están con problemas con la moneda, viene mucho turismo interno. La
temporada pasada lo que ayudó fue el turismo interno y está viniendo mucho brasileño
también. Vienen colegios y hacen actividades que contribuyen a mover un poco.


Las nuevas construcciones, ¿han traído abajo el rendimiento?

Lo que pasa es que a veces son ofertas totalmente distintas. Por ejemplo, los apart hotels que
hicieron acá al lado (que son de la misma empresa del hotel) y las 23 cabañas que son parte del
hotel, se reparten un poco el alojamiento. Cuando yo vine a La Paloma, el único hotel que había
era este, y ahora, hay alrededor de 7. Dificulta un poco ya que se necesita más gente para
cubrir las localidades.

Comparando La Paloma de antes (con su furor por boliches bailables) con la de ahora...

Cambió, el que los boliches se fueran a otro lugar, hizo que bajara el rendimiento. Hay gente que está a favor, gente que está en contra; a mí no me molesta. Pienso que si se hubiera organizado mejor y se hubieran puesto determinadas reglas, se pudiera haber seguido con los boliches. Porque, en
definitiva, la gente joven que viene necesita un entretenimiento, que es lo que le falta a La
Paloma a veces. Incluso en invierno, en esta época no hay nada para hacer. La actividad es muy
poca.

¿Considera que el turismo bajó?

Lo que pasa es que nosotros tuvimos unas temporadas muy buenas y estas últimas han sido normales, lo que estábamos habituados.

Si tuviera que definir el lugar con una palabra o con una idea…

Para mí, es un lugar re tranquilo para vivir y no me iría a otro lugar. Es muy bueno para los gurises y lo recomendaría no solo para vacacionar sino que para vivir. Hay algunos problemitas de seguridad, pero son mínimos, como en todos lados. Los servicios básicos están casi todos, cuando yo vine, no había nada, simplemente un almacencito.

Si tuviera que recomendarlo, ¿qué diría?

Lo que mejor tenemos, es el sol y la playa. Después, es un lugar tranquilo y se está volviendo a lo que era antes: están volviendo las familias. Acá se puede ir a la playa sin problemas al igual que salir en bicicleta a excepción de algún robo.

Aquellos que estén interesados, los invitamos a que visiten la página del Hotel Portobello.


Entrevista: Lucía Romero Maga
Fotografía: Florencia Mourelle

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